Esta es mi primera entrevista y escogí a una persona que representa la creatividad de nuestra ciudad y del país.
Las industrias creativas son aquellas que pertenecen al sector de la economía que involucra la generación de ideas y conocimiento. Los productos que surgen de las industrias creativas se diferencias por sus cualidades únicas, y no solamente por su funcionalidad y precio. El principal motor de los trabajadores creativos son el motivo y significado de su esfuerzo, más allá del rédito económico y social. Y la economía creativa exige un enfoque de trabajo multidisciplinario.
Silvia Tcherassi muy generosamente compartió conmigo su recorrido como emprendedora creativa: desde sus sueños de niña a la gran empresaria que es hoy.
Me impactó su historia, pues mientras me iba contando, veía que era como si la vida le tuviera trazado ya el éxito. Pero analizando más a fondo me di cuenta de que no era suerte ni casualidad, sino la visión y una intuición que solo un artista puede tener.
Me atrevo a definirla como artista, porque esa es su esencia: el arte. Como lo expresa este artículo: más allá de la moda, Silvia Tcherassi está conectada con el arte, sus piezas expresan sensaciones y emociones a través de los materiales que utiliza, no usando bocetos para crear . Esas creaciones las utiliza para expresar su visión sensible sobre el mundo, pero bien podrían ser obras plásticas y no prendas de vestir.
Desde niña siempre tuvo un sentido de lo estético desarrollado, creaba sus propios looks, o tomando una camisa de su papá le ponía hombreras y un cinturón o hasta creaba su propio perfume mezclando varias fragancias. En ese momento, y sin saber que iba a ser diseñadora de modas, esa niña solo se dejaba llevar por esa sensibilidad especial, creando.
Estudió diseño de interiores, lo cual no ejerció, pero le sirvió para aprender acerca de colores, texturas y volúmenes. Más adelante veremos en qué momento, y repito, como tejiéndose los senderos para el camino del éxito, aparece la conveniencia de haber estudiado esa carrera.
Su marca y empresa nacieron sin un plan de negocios, todo fue un proceso que fluyó naturalmente, pero para mí, todo tan intuitivo no encajaba. Faltaba una pieza en esa historia, una parte aterrizada al mundo de los negocios. Un mecenas que apoyara a la artista. Alguien que le ayudara a edificar su sueño, desde la racionalidad de los negocios y las finanzas.
En el próximo artículo de Silvia Tcherassi -‘Más allá de la moda’- veremos quién fue ese mecenas que apoyó el inicio de su carrera como diseñadora y empresaria.
ElHeraldo.com
7 de Septiembre de 2013
Por Gina de Echeona
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