Por Alejandro Viñas Jara
La internacionalización de una empresa es el proceso a través del cual la empresa crea las condiciones necesarias para salir al mercado internacional, y así llevar a cabo parte de sus actividades en un país distinto al de origen. Cuando se lleva a cabo este proceso se hace mirando al largo plazo: se pretende tener presencia en otros lugares durante un tiempo prolongado, es decir, asentarse en economías de otros países.
En un mundo tan globalizado como en el que nos encontramos hoy en día, los procesos de internacionalización son mucho más comunes que décadas atrás. La globalización, con todas las consecuencias y avances que conlleva, ha facilitado el desarrollo de estos procesos. Ya no sólo las empresas más grandes pueden salir a otros países, sino que actualmente la internacionalización está incluso al alcance de las empresas más pequeñas.
De hecho, actualmente la internacionalización es una de las estrategias principales para el crecimiento de las pymes pues, como ya hemos visto, se encuentra también al alcance de las empresas de menor tamaño y este proceso les ofrece un gran número de ventajas las cuales vamos a ver en este post. Los procesos de internacionalización también son clave para el éxito y el crecimiento de las grandes empresas, pero no hay que perder de vista que en la estructura empresarial de España existe un claro predominio de las pequeñas y medianas empresas (pymes):
Fuente: Colegio de Economistas de Madrid.
Las empresas que deciden internacionalizarse tienen grandes ventajas sobre las empresas que no lo hacen. Estas ventajas suelen verse reflejadas en beneficios tanto para la empresa que se internacionaliza como para los países involucrados en la internacionalización (el de origen y los de destino). El desarrollo de una buena estrategia de internacionalización supone una clara fuente de ventaja competitiva y, por lo tanto, la búsqueda de nuevos mercados en el extranjero en los que existen ciertos factores favorables y que pueden ser aprovechados, se plantea como una alternativa más que interesante para las pymes.
Por una parte, la internacionalización permite a las empresas buscar grandes oportunidades en otros mercados, algunos de ellos con mayor potencial de crecimiento que el mercado del país de origen. Salir a otro país, si se hace de forma adecuada, va a permitir aprovechar ciertas circunstancias claves para el crecimiento de una empresa: se puede aprovechar la existencia de ciertas materias primas que en tu país de origen no se encuentran o son más caras, se puede aprovechar huecos en los mercados de destino, un nivel salarial inferior al país de origen, etc.
Por otra parte, al internacionalizarse, las empresas suelen aumentar notablemente su tamaño. Pasan de operar en un país a hacerlo en varios, por lo que el volumen de producción y de ventas suele ser mayor. Al aumentar su tamaño y producción, las empresas van a poder aprovechar las famosas economías de escala: situación en la cual las empresas pueden reducir los costes unitarios (el coste de producir una unidad/producto) al crecer y producir una mayor cantidad. Esto se debe a que los costes fijos de la empresa, al aumentar la producción, van a ser “soportados” por un mayor número de unidades producidas, por lo que el coste unitario disminuye. No obstante, las economías de escala tienen un límite: al alcanzar cierto nivel de producción, si se sobrepasa dicho nivel los costes unitarios van a volver a aumentar (ya que la empresa crece hasta tal punto que comienzan a surgir otros factores que aumentarán el coste), por lo que es importante encontrar el óptimo de cantidad producida:
El crecimiento de una empresa y el aprovechamiento de economías de escala suele provocar un aumento en la capacidad de inversión de las mismas (ya que suelen ir acompañados de un aumento de la capacidad financiera de estas empresas). Si esta mayor capacidad de inversión se aprovecha de forma correcta destinando más recursos al I + D, las empresas podrán volverse más productivas, competitivas y resilientes, entrando así en una espiral ascendente. En muchos casos, que una empresa se internacionalice puede evitar que esta desaparezca o sea absorbida por una empresa de mayor tamaño con más recursos.
Además, al crecer y tener una mayor capacidad económica van a poder pagar unos salarios más elevados y llevar a cabo más programas formativos para sus empleados. Todo ello va a hacer que estas empresas atraigan a una mano de obra más cualificada, lo cual va a repercutir positivamente en los resultados de las empresas. Tampoco hay que despreciar el impacto que puede tener la internacionalización de una empresa en la reputación de la misma ya que las empresas que se internacionalizan normalmente tienen un mayor prestigio tanto a nivel interno (entre sus empleados) como a nivel externo.
Todas estas circunstancias derivadas de llevar a cabo un adecuado proceso de internacionalización van a repercutir en una mayor productividad y crecimiento de las empresas. Pero además de eso, estas circunstancias van a hacer que las empresas sean mucho más resistentes a los ciclos recesivos, a los tiempos de crisis. Actualmente nos encontramos inmersos en una grave crisis producida por la pandemia mundial del Covid-19. Por tanto, ahora es especialmente interesante para las empresas contemplar la opción de salir a mercados extranjeros con el objetivo de aprovechar las circunstancias explicadas y ser así más competitivas y resilientes.
Aparte de las ventajas ya mencionadas existen muchas otras. Una de las más importantes consiste en que la internacionalización también puede actuar de “paraguas anticrisis” al diversificar riesgos: al operar en varios países ya no se depende sólo de la prosperidad de un mercado. Si un país entra en una recesión y una empresa lleva a cabo su actividad solamente en dicho país, los efectos de la crisis van a ser mucho más devastadores que si la empresa se encontrara en varios países (habiendo así una compensación de los malos resultados del país de origen). En casos como el actual donde existe una crisis a nivel mundial, es evidente que la crisis no es igual de profunda en todos los países. Mientras que algunos están viéndose ampliamente afectados, como puede ser el caso de España, otros países están sufriendo mucho menos los efectos de la pandemia mundial. Por tanto, diversificar riesgos siempre es una opción recomendable y positiva para combatir los ciclos recesivos.
Por otra parte, hay que destacar las externalidades positivas que la internacionalización de una empresa puede generar: suelen adquirir más tecnologías las cuales suelen filtrarse a otros sectores, alimentan la demanda de otras empresas con las que subcontratan insumos intermedios, pagan más impuestos que las empresas pequeñas, generan más empleo, etc.
Es importante tener en cuenta que, a pesar de las numerosas ventajas que supone internacionalizarse, la internacionalización es un proceso complejo y bastante costoso que consta de distintas fases. A la hora de salir de un país y entrar en otros mercados hay ciertas consideraciones que no se pueden ignorar. Hay que tener en cuenta que cuanto mayor sea el estudio y el análisis, menor riesgo soportará el proceso de internacionalización.
En cuanto a los factores que influyen en la elección de la estrategia hay que tener en cuenta tanto los internos (de la propia empresa) como los externos (del mercado al que quieres entrar). Por parte de los factores internos, es importante la experiencia internacional de la empresa, el grado de control, el grado de conocimientos de la empresa (Know-How), la complejidad y tamaño de los productos y de la compañía, la cultura organizativa, las tecnologías, etc.
Por su parte, los factores externos son aquellos que se refieren a los factores del mercado al que se va a entrar. Cuando se entra a nuevos mercados hay que tener en cuenta todas las variables posibles para que no haya fallos que supongan el fracaso del proceso. Vamos a ver que las variables a tener en cuenta son muchísimas. De forma resumida se puede decir que principalmente hay que contemplar y realizar un análisis del entorno económico, del entorno demográfico, del entorno cultural, del entorno tecnológico, del entorno ambiental y del entorno legal. A continuación, vamos a nombrar algunas de estas variables o consideraciones que son básicas para tener un proceso de internacionalización exitoso y así hacernos una idea de la dimensión y naturaleza del análisis a realizar cuando se decide internacionalizarse.
Es importante analizar la población y la densidad de población de los países a los que quieres entrar, su PIB y el ritmo de crecimiento de su economía, suelen analizarse el crecimiento proyectado -todo ello para analizar si el mercado al que se quiere entrar es próspero y adecuado-, el Coeficiente de Gini (que mide la distribución del PIB per cápita de un país y lo cual es muy importante, ya que si por ejemplo se quiere vender un bien de lujo, interesa que el PIB se concentre en unos pocos y viceversa), hay que ver el valor del dinero en los distintos países, el desempleo, la inflación o el porcentaje de población que vive por debajo del umbral de la pobreza.
Por otra parte, es muy importante analizar el factor riesgo país, lo cual es un conglomerado de riesgos (político, económico, comercial, etc.), ya que si por ejemplo un país es muy inestable política y socialmente, puede haber más riesgo de estallar una Guerra Civil que haga fracasar tu empresa en dicho país. También hay que tener en cuenta la distribución de las religiones, la facilidad para hacer negocios, la protección de los inversores, la economía sumergida, los patrones de negociación intercultural (la gente es muy diferente de un lugar a otro, por lo que es necesario la inteligencia cultural), y un largo etcétera.
La forma de entrada a un mercado y el plan de acción comercial también van a ser un asuntos a estudiar detenidamente ya que hay diversas formas de hacerlo, algunas más recomendables que otras dependiendo del mercado al que se quiere entrar.
En esta imagen podemos ver las principales etapas a la hora de internacionalizarse:
Fuente: Universidad de Santiago de Compostela. MASCOMEX.
Vemos que las variables a tener en cuenta para internacionalizar de forma exitosa una empresa son muchas y que es importante no dejar factores sin analizar, ya que un fallo puede llevar al fracaso todo el proceso. Por tanto, antes de iniciar un proceso de internacionalización es recomendable contactar con un profesional que sirva de guía durante todo el proceso. Este profesional podrá indicar si la empresa se encuentra en una situación favorable para iniciar el proceso o, si por el contrario, antes hay que realizar algunos cambios; ayudará a tener en cuenta todas estas variables tan importantes para poder elegir el mercado óptimo al que salir; asesorará sobre la mejor manera de entrar al nuevo mercado, etc.
En Emprende Conmigo estamos dispuestos y encantados de acompañar a tu empresa en esta aventura de la internacionalización que tantos éxitos puede darte. Para cualquier asunto podéis contactarnos a info@emprendeconmigo.com.