¿Conoces las claves para transmitirla de forma eficiente y mostrar el 100% de su valor? En este post, te contamos todo lo que necesitas saber para que aprendas a comunicar tu idea de negocio de forma profesional y sin dejarte ningún punto por resolver.
Define tu público
Antes de poner en marcha cualquier acción en nuestro proyecto, existe un punto clave que debemos definir con total precisión: el público objetivo al que nos dirigimos.
Tener claro nuestro target es imprescindible a la hora de transmitir de forma eficiente nuestra idea de negocio. No será lo mismo contar nuestro proyecto a posibles inversores que estén dispuestos a apostar por nuestra idea, que contárselo a futuros clientes. Por este motivo, lo primero que debemos hacer es definir de forma clara los beneficios que vamos a comunicar a cada usuario y, en base a eso, desarrollar un discurso acorde a los mismos.
Existen varios tipos de públicos objetivo a los que podemos dirigirnos:
Inversores financieros
Debemos tener presente que el tema que más atrae a cualquier ángel inversionista es el retorno de la inversión que hagan en tu negocio. Por ello, lo ideal es dejar claro el potencial de tu idea y su rentabilidad en el corto-medio plazo.
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Clientes potenciales
Cuando nos dirijamos a futuros clientes, el valor ya no debe pesar sobre el factor financiero, sino sobre los beneficios finales que estos clientes obtendrán gracias a nuestra innovación. Para entender mejor a qué beneficios nos referimos, vamos a hacer un breve recordatorio de los niveles de producto que existen en el mercado actual:
- Producto Mínimo Viable: es la versión del producto que cubre las necesidades más básicas de los consumidores. Nos permite lanzarlo al mercado para ser utilizado con sus funcionalidades mínimas. Este nivel de producto no va dirigido a grandes masas de consumidores, sino más bien a los Early Adopters.
- Producto Esperado: es la versión del producto que esperan los consumidores. En este nivel, el producto no sólo cubre las necesidades básicas de los usuarios, sino que además les ofrece una serie de beneficios básicos demandados por el mercado.
- Producto Aumentado: en este nivel, el producto que ofrecemos no se limita a cubrir la demanda, sino que ofrece atributos y beneficios adicionales a los usuarios. En esta fase es en la que se define el valor añadido de cualquier bien o servicio.
- Producto Potencial: por último, el producto potencial engloba una serie de mejoras futuras y atributos potenciales que contemplará nuestro producto en desarrollos posteriores.
Ahora que ya tenemos claros los niveles de cualquier producto, es el momento del poner el punto clave de nuestro valor en los beneficios del producto aumentado y el producto potencial. Es en estas fases donde se encuentra el valor de nuestra idea de negocio que esperan nuestros clientes finales.
Socios estratégicos
Por otro lado, en lo que se refiere a nuestros socios estratégicos, el valor de nuestro emprendimiento debe fluir entre el factor económico y el peso del equipo. Cuando se trata de encontrar personas que quieran colaborar con nosotros a distintos niveles de negocio, el valor más inmediato que debemos transmitirles debe centrarse en hacerles ver los beneficios que obtendrán trabajando con nosotros, tanto en términos de sinergias empresariales como de desarrollo de equipo futuro.
Define tus objetivos
Siguiendo con los pasos para transmitir de forma eficiente nuestra idea de negocio, pasamos ahora a la definición de unos objetivos claros y asumibles para nuestro emprendimiento.
En términos generales, los objetivos son uno de los primeros factores que debemos ser capaces es establecer al inicio de cualquier proyecto. Sin ellos, las bases de nuestra idea serán inexistentes y no tendremos forma de controlar si el desarrollo de la misma está o no yendo por buen camino. La misión de los objetivos es crear unas pautas con las que cualquier usuario (tanto interno como externo a la empresa) conozca en todo momento dónde se encuentra el desarrollo del proyecto y qué metas se deben perseguir para continuar.
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Analiza y prepárate para tu entorno
Llegados a este punto, ya debemos haber definido dos puntos fundamentes para transmitir nuestra idea: el público al que nos dirigimos y los objetivos que queremos cubrir. Ahora le llega el turno al análisis del entorno, esa fase en la que debemos tener claros cuatro puntos fundamentales:
- Qué problema solucionamos. Toda idea de emprendimiento debe partir de una base clara: la solución de un problema social latente en los usuarios. Aquí, debemos hacernos varias preguntas previas: ¿qué necesidad cubrimos? ¿dónde está nuestro valor diferencial? ¿por qué nosotros y no otra empresa? ¿cómo de escalable es nuestra idea de negocio? El objetivo fundamental de hacernos estas preguntas es dejar claro dónde se encuentra el problema que solucionamos y por qué es importante cubrirlo.
- Qué solución ofrecemos. Una vez visibilizamos un problema social, llega el momento de ofrecer una solución al mismo a través de nuestra idea de negocio. La propuesta debe resaltar un aspecto clave: la innovación. Nuestro emprendimiento debe ser original e innovador para llamar la atención de nuestros stakeholders. Esta innovación puede venir desde muchas vías:- Innovación en procesos:la innovación se basa en el proceso productivo y/o la distribución del bien o servicio que ofrecemos.– Innovación en producto: en este punto, la innovación se encuentra en el producto en sí, y no tanto en los procesos que lo engloban.– Innovación en marketing: esta innovación se basa en ofrecer innovaciones en términos de técnicas de marketing y oferta de valor del bien. La innovación en marketing es la que más opciones de desarrollo a largo plazo ofrece, gracias a su amplia oferta de posibilidades y desarrollo.
– Innovación en organización: esta innovación va enfocada a optimizar los procesos empresariales de cualquier organización, con el objetivo de mejorar los tiempos y reducir costes internos. - Cuál es nuestra rentabilidad. Una vez definimos el problema y la solución, nos toca transmitir la rentabilidad de nuestra idea de negocio. Es decir, debemos ser capaces de dejar claro cual será el retorno de la inversión que obtendremos con la aplicación de nuestro emprendimiento.
- Sentimiento de equipo. Es importante que no dejemos de lado el sentimiento de pertenencia al proyecto por parte de todos los miembros del equipo, tanto a nivel interno como externo. El factor emocional es clave cuando se trata de transmitir el valor de nuestra idea de negocio y de hacer partícipes a los socios, inversores y clientes de sus beneficios.
Define y desarrolla tu discurso emocional
Con discurso emocional, nos referimos a la generación de varias fases de comunicación con las que enamorar a todos tus stakeholders. Nuestro discurso debe ser capaz de despertar el interés de nuestros clientes finales, atraer a potentes inversores y aportar valor a nuestros socios clave.
Para ello, lo mejor es crear distintas etapas o versiones del mismo discurso, en función de las necesidades que queramos cubrir y de las personas a las que nos dirijamos.
- Elevator Pitch: las famosas conversaciones de ascensor basan su valor en conseguir transmitir nuestra idea fundamental de negocio y sus beneficios fundamentales a los ángeles inversionistas potencialmente interesados en ella. La dificultad de estas ‘conversaciones’ está en el tiempo: lo fundamental es que no duren más de 2 minutos, y para ello debemos plasmar al completo el valor de nuestro emprendimiento.[Tweet “‘La esencia de un buen #ElevatorPitch se basa en transmitir con claridad el valor y la rentabilidad que ofrece nuestra Idea de Negocio'”]Muchas de las fuentes que encontrarás, coincidirán en que la esencia de un buen Elevator Pitch se encuentra en:
- – Definir tu proyecto. Si hemos llegado hasta este punto, definir nuestra idea de negocio innovadora nos resultará muy fácil; sólo tenemos que responder, de forma concisa, a las preguntas de: quién es nuestro público, qué problema sufre y cómo lo solucionamos.
- – Responder a preguntas básicas. Cuestiones cómo: ¿quiénes somos?, ¿A qué mercado nos dirigimos?, ¿Qué recursos necesitamos para alcanzarlo? y ¿Cómo de escalable es nuestra idea de negocio? son algunas de las preguntas que debemos ser capaces de contestar de forma clara, concisa y directa.
- – Crear una ventaja diferencial. En este punto es donde radica el mayor peso de nuestra idea emprendedora. Sin una ventaja diferencial clave, que nos de una ventaja competitiva fuerte en el mercado, seremos incapaces de sacar nuestro proyecto adelante.
- – Define y explica tu modelo de negocio. Las herramientas que tenemos a nuestro alcance para crear modelos de negocio estables y robustos son muchísimas. Lo más importante es que, haciendo uso de ellas, podamos responder a dos preguntas fundamentales: ¿por qué nuestro negocio va a ser un éxito? y ¿Cómo vamos a rentabilizarlo?
- Plan de negocio: el plan de negocio, como seguramente habrás podido adivinar, va de la mano de la elaboración de nuestro modelo de negocio. Para su desarrollo, lo vital es que sepamos definir de forma sencilla y transparente nuestro Modelo Canvas de negocio y nuestro modelo DAFO. De hecho, el análisis DAFO será la herramienta clave que nos dará los recursos para establecer nuestra estrategia CAME de valor y empezar a definir objetivos estratégico y operativos en nuestra idea de emprendimiento.
- Presentación: por último, no te olvides de la importancia de una buena presentación. Nuestra idea de negocio debe quedar plasmada en no más de 15 diapositivas, todas ellas muy visuales y explicativas, sin exceso de texto que aburra y haga a los oyentes perder el hilo de lo que les estemos contando. En una presentación, el foco está en la persona que la desarrolla, por lo que el discurso debe estar más que ensayado.
Bien, llegados a este punto, solo nos queda decirte una cosa: ¡Enhorabuena! Porque después de haber leído este post, ya eres capaz de establecer las bases sobre las que empezar a desarrollar tu idea de negocio innovadora. ¡Sólo queda ponerlo en marcha!
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