Ante esta revolución que está experimentando el mundo, las empresas no pueden quedarse al margen. La transformación digital de una empresa hoy en día supone uno de los aspectos más importante en lo que respecta a la evolución y a la competitividad de una empresa. Podríamos definir esta transformación digital como la integración de tecnología digital en todas las áreas de una empresa, cambiando de ese modo la forma en la que opera y brinda valor a sus clientes. La transformación digital va a requerir también de un cambio en la mentalidad o cultura de las empresas: la introducción de nuevas tecnologías supone dejar atrás la zona de confort o el status quo en el que se encuentran las empresas con el fin de adaptarse a los nuevos tiempos.
Esto para las empresas puede ser difícil, pues muchas veces no saben cómo hacerlo, pero la realidad es que en numerosos sectores productivos la transformación tecnológica ya no es una opción sino que es una necesidad para sobrevivir en el mercado. Esto se debe a que las ventajas que derivan de la transformación tecnológica son muy relevantes: las introducción de las nuevas tecnologías va a permitir mejorar la eficiencia de todos los procesos internos de la empresa. Se va a poder mejorar y hacer más eficientes los procesos productivos, el marketing, las comunicaciones con los clientes o proveedores, el área de finanzas, se va a poder hacer un gran uso del big data, etc. Esta mayor eficiencia se va a ver reflejada en una mejora de la productividad de la empresa, en una reducción de los costes y tiempos y, en última instancia, va a repercutir en una mayor competitividad de la misma.
Más allá de mejorar la eficiencia y por tanto la competitividad de una empresa, la introducción de nuevas tecnologías en una empresa puede traer otras ventajas como mejorar su reputación, dar un mejor servicio a los clientes, crear nuevas ventajas competitivas que antes de introducir las nuevas tecnología no eran posibles, mejorar las capacidades de los trabajadores y el trabajo colaborativo, aumentar la movilidad, fomentar una cultura de innovación, aumentar la sostenibilidad de la empresa, dar a la compañía una capacidad de respuesta rápida en un entorno cambiante como en el que nos encontramos hoy en día, y un largo etcétera.
Por todo ello, la gran mayoría de sectores están avanzando rápidamente hacia esta digitalización, y si una empresa no experimenta dicha transformación mientras que las empresas competidoras sí lo están haciendo, la empresa en cuestión será mucho menos competitiva que el resto de su sector al no estar aprovechando las ventajas ya nombradas. Esto se ve reflejado con claridad en un estudio del Massachusetts Institute of Technology, que muestra que las empresas más tecnológicas son más rentables y sus clientes están más satisfechos.
La competencia en este caso puede resultar muy beneficiosa en el sentido de que la presión competitiva va a “empujar” a las empresas a evolucionar y a ser más competitivas. No obstante, hay que tener cuidado y no tomar decisiones precipitadas y aceleradas debido a esta presión competitiva.
Puede resultar difícil para las empresas emprender este cambio ya que no saben exactamente cómo hacerlo y los pasos a seguir. La consecuencia de ello es que muchos negocios continúan con procesos de trabajo anticuados y poco rentables. No obstante, ya hemos visto que la transformación digital es cada vez más necesaria y, por lo tanto, para muchas empresas es vital enfrentarse a este proceso.
En primer lugar, las empresas tienen que tomar conciencia de la necesidad de salir de la zona de confort y de emprender esta transformación. Cuando se tome consciencia de ello, será el momento de analizar qué cambios se quieren llevar a cabo y cómo se quiere hacerlo. Definir qué tecnologías se van a implementar en una empresa y comprender su funcionamiento puede ser complejo. Por ello suele ser importante contar con ayuda externa de profesionales que te asesoran durante el proceso de transformación tecnológica. Del mismo modo, será muy importante a la hora de emprender esta transformación que tanto los jefes como los empleados adquieran ciertas competencias y habilidades en términos de digitalización. Es muy importante esta formación, pues así los directivos podrán gozar del conocimiento y criterio suficiente para escoger qué herramientas quieren implantar (analizando las oportunidades que les pueden brindar las distintas tecnologías), de qué modo van a llevar a cabo las transformaciones de la empresa, y qué objetivos quieren alcanzar con ello.
Dependiendo del sector productivo, unas tecnologías serán más adecuadas que otras. La introducción de nueva tecnología puede ser especialmente importante en aquellas actividades que comprenden acciones repetitivas y tediosas, las cuales pueden ser realizadas y simplificadas fácilmente por las nuevas tecnologías, ahorrando así mucho tiempo y dinero. Cuándo se ha definido la tecnología idónea a introducir y el modus operandi, será el momento de activar el plan de acción.
Por tanto, a pesar de que pueda resultar difícil emprender una transformación tecnológica en una empresa, es vital tomar conciencia de su importancia, adquirir las habilidades necesarias para emprender el cambio y lanzarte a ello. Esto permitirá a la empresa tener unos rendimientos y competitividad mucho mayor a la que tenía previamente. No hay que perder de vista que la tecnología es un medio, no un objetivo ni una estrategia.
Además, en los tiempos que nos están tocando vivir con la pandemia mundial del Coronavirus, la importancia de la transformación digital es mayor aún si cabe. Muchos negocios de todo tipo, desde escuelas hasta restaurantes, están pudiendo sobrevivir gracias a las nuevas tecnologías, por lo que la transformación digital de las empresas se está viendo fuertemente impulsada por la crisis en las que nos encontramos inmersos.
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